viernes, 15 de junio de 2012

CERCA DE LAS ESTRELLAS

Anoche pude ver el documental que NBA TV ha hecho sobre el Dream Team. Se trata de un documental hecho con una calidad excepcional, un cariño desmedido hacia sus protagonistas y que cuenta con todas esas cosas en las que estos americanos son incomparables cuando se trata de "vender el producto".

Se lo recomiendo.



Al verlo entré en una especie de hipnosis regresiva que me hizo recordar por qué empecé a botar un balón naranja en el patio del colegio mientras mis amigos me miraban raro cada vez que marcaban un gol en la cancha de al lado.

Ver a Magic Johnson, Michael Jordan, Larry Bird, Charles Barkley y compañía compartiendo equipo me puso los pelos de punta en su día y lo sigue haciendo. Y me hizo recordar por qué desde entonces el baloncesto es algo que ha marcado y acompañado mi vida.


Recuerdo los madrugones en invierno para ir a jugar en canchas con tableros congelados y suelos resbaladizos creyendo que era el Forum de Inglewood o el Madison Square Garden de NYC. Recuerdo ponerme mi camiseta de tirantes tres tallas más grande, el pantalón corto a lo bañador turbo transalpino, subirme las medias hasta las rodillas, hincharme las Pump y lucir orgulloso el "10" en mi espalda. Recuerdo las discusiones sobre qué zapatillas corren más, si las Reebok o las Converse. Recuerdo las ruedas de calentamiento, la ilusión por salir de titular y a mi padre en la grada tan muerto de sueño como orgulloso de ese enano correteando con unas pintas propias de un episodio de El Príncipe de Bel-Air.  

Recuerdo quedarme despierto los viernes por la noche hasta tarde. Recuerdo la sintonía de "Cerca de las estrellas". Recuerdo a Ramón Trecet con su famoso "ding-dong" que nos acercaba a un mundo casi desconocido. Recuerdo sentirme como dicen que se sintieron aquellos que vieron llegar al Hombre a la Luna por primera vez.




Recuerdo a Charles Barkley coger el enésimo rebote de su vida y correr toda la cancha driblando contrarios hasta hacer un mate impensable a este lado del charco para alguien que no llegaba a los dos metros de estatura.

Recuerdo cuando Mullin cogió su fusil.

Recuerdo los dos títulos consecutivos de Christian Laettner con Duke en la NCAA y su tiro a media vuelta para ganar sobre la bocina.

Recuerdo a Stockton y Malone, haciendo el "tuya-mía" una y otra vez para los Jazz.

Recuerdo a Clyde Drexler anotar y anotar intentando no perder la estela del nº 23.

Recuerdo a Scottie Pippen subiendo el balón como si midiera 1,80 y levantándose una y otra vez, tantas como los Pistons le tiraban al parqué.

Recuerdo a Patrick Ewing reinando en su Madison Square Garden aunque sus Knicks nunca ganasen el campeonato.

Recuerdo a David Robinson y su mate a dos manos tras reverso.

Recuerdo a Larry Bird. Su nº 33. Cómo le odiaba. Recuerdo su maldito tiro de tres sin saltar, tan característico de él... 

Recuerdo a Michael Jordan, sus posters en mi habitación, su primer anillo, su canasta con rectificado imposible en el aire contra mis Lakers, sus tiros sobre la bocina, sus saltos ingrávidos y su instinto de killer sin piedad alguna...

Recuerdo sobre todo la sonrisa de Magic, sus pases sin mirar, cómo corría el contraataque frente a lo que a mí me decían que era el glamour de L.A., el Forum de Inglewood, el oro y púrpura de los Lakers por doquier, el vértigo del Showtime. Recuerdo su retirada, su vuelta. Su All-Star de Orlando en la primavera del '92, su triple sobre Isiah Thomas para ganar el partido...




Recuerdo imitar a todos ellos, querer ser como ellos, jugar como ellos y algún día jugar donde ellos lo hacían...

Recuerdo el verano del 92. Recuerdo a mis padres no entender qué me pasa. Pensar que algo que ellos ignoran me retiene en casa en lugar de estar haciendo el cabra en la piscina con mi hermana y demás chavalería a la que se oye gritar a lo lejos.

Recuerdo el partido contra Angola, el codazo de Barkley a un contrario. Recuerdo a Tomás Jofresa marcando a Jordan. Recuerdo a Epi abrazado con Magic. Recuerdo la final contra Croacia, la voracidad del Dream Team, la clase y el talento innato de Toni Kukoc y Dino Radja. Recuerdo a Jordan intentando frenar a Petrovic...

 

Recuerdo y recuerdo y ahora entiendo.

Entiendo el "fade-away" de Nowitzki.

Entiendo el manejo de balón de Parker.

Entiendo el tiro infalible de Ginobili.

Entiendo el gesto de Calderón tras triple.

Entiendo el mate in-your-face de Rudy ante Howard en los JJ.OO. de Pekín.

Entiendo el uniforme púrpura y oro de Gasol, sus dos anillos de campeón... 

Entiendo que ellos, al igual que yo, soñaron un día con estar cerca de las estrellas.