lunes, 31 de diciembre de 2012

ME GUSTARÍA...


A mí me gustaría empezar por pedir disculpas a los (sorprendentemente) fieles de este foro que me han pedido nuevas entradas durante las últimas tres semanas sin haber visto satisfechas sus pretensiones. Me gustaría decirles que no ha sido dejadez o hartazgo sino causa de fuerza mayor,  ni pizca de voluntad propia. Me gustaría que en lo sucesivo pueda dedicar a este foro toda la atención que merecen sus lectores (más de los que yo creía, según parece).

Ahora que termina 2012, año cargado de debates y polémicas deportivas,  de objetivos conseguidos y también, claro está, de pequeñas frustraciones. Ahora que, llegados a este momento suelo hacer balance del año que dejamos atrás, ahora - digo- me gustaría por una vez innovar e invertir algo de tiempo en imaginar aquellas cosas que durante el año que comienza me gustaría ver cumplidas. Aunque algunas de ellas sepamos todos que puedan resultar auténticas quimeras.

Me gustaría ver al Madrid recuperar su espíritu de antaño. Llámenlo señorío, clase, educación o simplemente vergüenza torera y respeto a los mitos, las canas, la Historia. Me gustaría ver un club digno de su afición, en la victoria y en la derrota - que de todo tiene que haber-, un club que dignifica su historia y la engrandece en lugar de sonrojarla a base de exponerla a una vergüenza constante.


Me gustaría que José Mourinho dejase de fagocitarse a sí mismo y que evitase verse confundido en su propia esencia con ese personaje suyo al que aquí a pocos hace gracia ya. Me gustaría que se llevase sus cabreos y malos humores constantes donde soplen otros vientos que se lo aguanten y que tanta salud lleve como paz deje.


Me gustaría ver al Madrid de baloncesto aprender cómo ganar partidos importantes. Llegar a la cima de su crecimiento como equipo para devolver éxitos pasados a la sección tanto en Europa como en el ámbito  doméstico. Me gustaría ver que, llegada la hora de la verdad, no se traicionan a sí mismos en su estilo de juego y mantienen su aparente ambición por ganar.


Me gustaría ver un coche rojo veloz y fiable consiguiendo victorias por los circuitos del Mundo. Me gustaría tener un Ferrari de los de verdad, a la altura del pilotaje de Fernando Alonso para que  así, de una maldita vez, los resultados sean acordes a la realidad. La realidad de que tenemos el mejor piloto de la parrilla. Y que se merece más.


Me gustaría ver a Jorge Lorenzo compitiendo de tú a tú con Valentino Rossi. Sin muros de por medio y con el pilotaje y el talento como armas únicas sobre el asfalto. Me gustaría ver a Jorge ganar así porque eso sería poder decir que está a la altura del más grande de todos los tiempos sobre dos ruedas.


Me gustaría ver a la selección española de fútbol ganar la Copa Confederaciones. No por el título en sí, por tenerlo y olvidar la edición pasada y la derrota ante Estados Unidos e semifinales. Me gustaría para que así podamos seguir prolongando este sueño en el que vivimos desde 2008 cuando conquistamos Viena frente a los Alemanes. Me gustaría que no parase la fiesta.


Me gustaría que la Federación Española de Baloncesto no tirase el Eurobasket de 2013 antes de  jugarlo por pensar demasiado en el Mundial de 2014 que se celebrará en España. Me gustaría verles aprovechar todas las oportunidades de ganar que se les presenten porque un día esa posibilidad sencillamente dejará de existir.


Me gustaría ver racionalidad en las decisiones de los Lakers. Me gustaría que D'Antoni no tuviera ataques de entrenador y se diere cuenta de que si tiene a Howard y a Gasol es para jugar por dentro, no para correr. Me gustaría que Nash hiciera que Kobe tirase menos porque quizá así tirase con mayor acierto. Me gustaría igualar los 17 anillos de Boston.


Me gustaría que Ricky Rubio volviera a ser el de antes. Me gustaría disfrutar con sus asistencias imposibles, su visión de juego y su talento desbordado.


Me gustaría ver más bailes como el de Michelle Jenneke en una salida de 100 metros lisos y menor oir hablar de Balones de Oro, Plata o Bronce en estos tiempos en los que lo que importa de verdad es que los niños puedan tener balones de chocolate en Navidad.

Me gustaría ver como toda esta crisis lamentable se acaba y la gente recupera la sonrisa de su cara y la tranquilidad del corazón.


Me gustaría que fuera de verdad un feliz año y que sigamos viéndonos por este foro.

¡Feliz 2013 a todos!

lunes, 3 de diciembre de 2012

EL PIONERO DEL 10


Una vez más, como cada año, llega el 3 de diciembre y a muchos nos viene a la memoria la figura de Fernando Martín, exjugador de baloncesto de Estudiantes, Real Madrid y Portland Trail Blazers. Medalla de plata con España en los JJ.OO. de Los Ángeles '84.

23 años han pasado ya desde que Fernando Martín sufriera un accidente de tráfico en la M-30 de Madrid y se fuera sin decir adiós. Sin dejarnos ver su última lucha encarnizada bajo el tablero. Sin dedicarnos esa última canasta que todo el mundo confiaba siempre en que Fernando anotase tras coger un rebote en ataque repleto de fuerza y carácter.
 
Martín, el pionero de nuestro baloncesto. El primer español (y apenas el segundo europeo no formado en universidad estadounidense) en entrar a formar parte oficialmente de una plantilla NBA. Un portento físico al que se le quedó pequeña España y Europa pero que quizá nació algo pronto para cruzar al otro lado del charco con garantías de éxito o, al menos, en igualdad de oportunidades para poder competir con los de allí.
 
No es de extrañar que allí, donde estaban y siguen estando acostumbrados a disfrutar de los mejores jugadores del universo de la canasta, Fernando Martín fuera en su día, sea hoy y siga siendo siempre un desconocido más que pasó por allí sin dejarles apenas huella. Pero para nosotros, sin embargo, fue el hermano mayor. El que abrió el camino. El que nos enseñó que se podía competir con aquellos raros hombrecillos a los que sólo teníamos oportunidad de ver jugar de madrugada, en diferido la mayoría de las veces y sin apenas entender cómo se podía llegar a saltar tan alto o a correr tan rápido.

Elegio en el draft por New Jersey Nets, fue finalmente Portland Trail Blazers quien le dió su oportunidad para jugar. Precisamente el equipo cuyo nombre traducido al español significa eso: precursor, pionero...

Martín jugó poco, es verdad. Se fue para aprender, como él mismo dijo. Sus números en la NBA no pasarán a la historia (24 partidos, 146 minutos disputados, 22 puntos y 28 rebotes), pero sin ellos lo que vino después quizá nunca hubiese podido ser.
 
Quizá nunca hubiésemos podido jugar a un videojuego de basket como aquel que salió en cassette para el Spectrum. Había que rebobinar para empezar a jugar.

Quizá nunca hubiésemos podido ver a José Antonio Montero y Roberto Dueñas ser drafteados aunque no llegasen a jugar nunca en la NBA.

Quizá nunca hubiésemos podido tener a Alberto Herreros un verano entero probando en Indiana con los Pacers para ser quien diera minutos de descanso al francotirador Reggie Miller.

Quizá nunca hubiésemos creído posible que Atlanta Hawks eligiese en el puesto nº 3 del draft a un tal Pau Gasol, ese mate brutal sobre Kevin Garnett, ser All-Star, el traspaso a Lakers, sus dos anillos de campeón... Y después ver a su hermano Marc dominar la liga desde el "center" vestido de Grizzlie en la tierra de Elvis.

Quizá nunca hubiésemos apostado por poder ver el gesto de José Antonio Calderón tras anotar de tres. El tirito de 5 metros sin saltar de Jorge Garbajosa. La mala suerte de Raúl López en sus rodillas al tratar de sustituir a John Stockton en Utah. La finura de Juan Carlos Navarro y su aventura personal en Memphis.

Quizá nunca hubiésemos disfrutado de la magia incomprendida de Sergio Rodríguez. Precisamente en Portland, en los Trail Blazers. Allí donde aún recuerdan a Rudy Fernández y su récord de triples como novato. Y donde pocos entendieron el homenaje de Rudy a Fernando en el concurso de mates de 2009, al quitarse su camiseta para mostrar una con el "10" y "Martín" a la espalda... Así, con la tilde sobre la "i", como él mismo pidió que lo escribieran para que todos supieran de dónde era.


Quizá nunca nos hubiéramos vuelto locos de atar con el impacto de Ricky Rubio en Minnesota, con su talento natural y con sus pases sin mirar.

Quizá nunca hubiésemos podido imaginar que llegaríamos a disfrutar de doce de los nuestros en esa liga. Desde Fernando hasta Víctor Claver que hoy, también en Portland, trata de abrirse camino entre los grandes. 
 
Seguramente alguno de nosotros no hubiésemos tenido un motivo más para elegir jugar al baloncesto con el "10" a la espalda. El "10" de Fernando. Ese con el que conquistó Portland y la gloria con la selección. El mismo que, desde que Fernando se fue, nunca nadie ha vuelto a vestir en el Real Madrid.
 
Os recomiendo sacar un rato para ver el reportaje que hace ya unos años emitió Teledeporte sobre este mito del basket patrio. Os dejo el enlace: